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Brecha digital y educación para todos

Retos, barreras y oportunidades

"El mundo que hemos creado es el proceso de nuestro pensamiento. No se puede cambiar sin cambiar nuestra forma de pensar". Albert Einstein.

María Teresa Moreno Zavaleta

Publicado: 2020-04-12

Estamos en el siglo XXI, una era en que la mayoría de las personas usan la tecnología digital y se mantienen conectados con otras personas desde cualquier parte del mundo y se forman redes que comparten los mismos intereses. ¿Qué podemos aprender de esta era digital para construir una nueva generación?, ¿quizás nuestras formas de aprender tienen que cambiar? Necesitamos adaptarnos a los nuevos retos, pero a la vez necesitamos que todos tenga la oportunidad de usar la tecnología que nos une de manera sincrónica y asincrónica, porque si no lo hacemos, la brecha digital crecerá aún más y nos pasará la factura, de aquello que dejamos de hacer, cuando pudimos hacerlo. 

Las personas que hemos crecido con los medios digitales y sabemos cómo usarlos, podemos seguir expandiendo nuestros conocimientos, a partir de la información que podemos leer en línea, pero, no todos, sabemos reconocer qué información es válida, no todos hemos aprendido a discernir o seleccionar información y es por ello por lo que tenemos que estar más alertas a las demandas de que exige esta nueva era, porque en vez de ayudarnos podemos estar siendo replicadores de una sociedad consumista sin valores, con fragilidad para defendernos y para luchar por la vida.

Me pregunto: ¿Hemos desarrollado nuestra capacidad para analizar la información que nos llega, comprendemos lo que leemos, usamos los conocimientos para desarrollar competencias que nos permitan mejorar nuestras vidas, nuestro planeta y nos permita convivir en él de manera sostenible?

Es el momento de reflexionar sobre este tema, cada uno sabe cuánto conoce sobre la tecnología digital, cómo usa lo que sabe y que le falta aún por aprender. Ahora bien, los niños y niñas, al tener acceso al internet tienen un mundo de oportunidades para aprender, para jugar, para distraerse, pero, posiblemente no sepamos si lo que ellos usan, les permite pensar, tomar decisiones, aplicarlo en su vida, utilizarlo en el cuidado del otro, en la construcción de una sociedad más solidaria, más justa, que promueva y cuide la vida de las personas por encima de todo. En muchas familias, los niños utilizaban las tecnologías digitales para mantenerse ocupados, para dejarnos trabajar, pero ¿realmente estaban aprendiendo sobre la vida y el sostenimiento del mundo en que viven?

Cuando se firmó la Declaración de los Derechos Humanos, se hizo para que podamos vivir mejor, respetandonos los unos a los otros, para desarrollar al máximo nuestras potencialidades y poner nuestros conocimientos, inventos y obras al servicio de la humanidad. Este era un gran anhelo para nuestra sociedad, así es como incluso aspiramos en lograr los objetivos de desarrollo sostenible para el 2030, grandes sueños que ahora nos hace repensar cuál es el mundo que queremos para todos.

Hoy por hoy, la pandemia que estamos viviendo, nos exige que podamos valorar aún más la vida, valorar a las personas que cuidan de nosotros, no solo a nuestra familia, sino también a los policías, al personal de salud, a los maestros, a nuestros gobernantes, a las fuerzas armadas, a nuestros productores locales, a nuestros vendedores de alimentos, entre otros. Valorar la vida, es apostar por seguir viviendo, es aprender a usar nuestros conocimientos al servicio de la continuidad de nuestra especie humana.

Este nuevo escenario nos exige que seamos responsables con la información que se difunde por los medios de comunicación y por la internet, no podemos seguir reproduciendo información que nos confunde, nos atemoriza, juega con nuestros sentimientos. Debemos rechazar la información que no es válida, que está hecha para engañar, para falsear la realidad o para distraer nuestra atención de lo que realmente es importante, de lo que realmente es necesario para no solo sobrevivir, sino para vivir y convivir.

Ahora bien, por un lado, tenemos que aprender a usar los medios tecnológicos y los medios de comunicación (TV y radio) de manera responsable, pero otro lado, tenemos que ser conscientes que no todas las personas tienen las mismas oportunidades para aprender, para acceder a la información válida y de calidad. Siempre han existido brechas y seguirán existiendo, pero mientras haya personas que teniendo la oportunidad de aprender usan sus aprendizajes para cerrar las brechas, es decir, para derribar las barreras que impiden todos tengan las mismas oportunidades, entonces podemos decir que la tecnología y los medios de comunicación nos pueden beneficiar a todos.

La educación a distancia está hecha para llegar a todos, pero aún está el reto de llegar a quienes no tienen acceso a la tecnología, que no tienen electricidad u otros medios de comunicación. Pensemos un poco sobre cómo era hace cuatro décadas atrás, antes de existir la internet, usábamos las cartas y teníamos que aprender a escribir bien porque no querías enviar cartas con errores ortográficos, no tenías un computador que corregía las faltas ortográficas. Eras feliz cuando te llegaba una carta. Cuando querías leer un buen libro, ibas la biblioteca de tu colegio, tu barrio o universidad. Antes no todos tenían televisor, pero siempre había una radio para escuchar noticias, música o para entretenerse. Pues bien, todo ello, podría estar presentes aún en muchas comunidades del país, que no tienen acceso a la educación a distancia. Es posible que dichas comunidades los niños y niñas sepan muchas más cosas que nosotros no sabemos, tengan otros canales de comunicación, tenga otras formas de aprender, pero ellos también tienen derecho a recibir una educación de calidad, de gozar de buena salud y sentir que sus vidas también contribuyen al desarrollo de su comunidad y de su país.

Por lo anteriormente expuesto, la situación actual nos exige pensar en diversas formas para llegar a las poblaciones más alejadas o pobres. Ya no podemos llegar de manera que lo hemos hecho siempre, de forma convencional, no se trata de seguir dando contenidos sin sentido, sino que es el momento, de darles información válida para todos, para que puedan usarla en su vida cotidiana, para que puedan transformar e innovar diseñando proyectos para su familia y su comunidad. Para ello, es necesario escuchar qué necesitan, ofrecerles diversas formas de desarrollar sus competencias para que puedan seguir protegiendo su vida, para que sigan optimizando y defendiendo sus recursos locales, para que fortalezcan su cultura y sobre todo para seguir aprendiendo del buen vivir.

La situación actual nos está invitando a reconocer lo valiosa que es la vida y que no estamos solos, los medios tecnológicos y de comunicación son nuestro soporte, pero detrás de ellos estamos nosotros que los tenemos que usar para hacernos mejores personas y para seguir construyendo vida. La mejor educación que podemos ofrecer a los niños y niñas de hoy es aquella que te permita disminuir barreras, que dé todas las condiciones necesarias para pensar,  para que deje huellas, para hacer uso de nuestra imaginación y talentos, para innovar y no solo para conocer, sino también para promover valores, para hacer de cada problema una oportunidad, para hacer de nosotros personas responsables con uno mismo y con los demás.

Si cada una de las personas aprende a gestionar su aprendizaje utilizando la tecnología y los medios de comunicación de manera responsable, desde el lugar donde se encuentre podrá aportar muchísimo a nuestra sociedad y podremos cerrar las brechas de todo tipo, aprendiendo a vivir en sociedad, cuidando de todos y de nuestro mundo.


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En defensa de la vida

Muchos hechos pasan de largo y no se hace nada, este espacio será para romper la barrera del inactivismo y hacer propuestas.