Este año cumpliremos 30 años de la Convención Internacional de los Derechos del Niño, y con ello, muchos años de trabajo y esfuerzo por colocar en la agenda pública la atención integral y de calidad en la primera infancia. No podemos negar que en éstos 30 años ha habido grandes esfuerzos por promover políticas integrales atención, cuidado y educación de la primera infancia, sin embargo, los datos estadísticos nos dicen que aún no logramos que todos los niños y niñas de 0 a 2 años desde su nacimiento tengan acceso a servicios de cuidado y educación temprana. Los niños y niñas de 0 a 2 años que acceden a estos servicios representan en el Perú, menos del 10% de la población total. 

En el 2005, la observación general N° 07 insta a los Estados Partes a desarrollar estrategias basadas en derechos, coordinadas y multisectoriales a fin de velar por que los intereses superiores del niño sean el punto de partida en la planificación y previsión de servios. Además, nos convoca a promover estrategias con un enfoque sistémico e integrado para la elaboración de leyes y políticas, respaldados por un sistema de información y supervisión.

Al respecto, nuestro país están dando pasos muy certeros, dado que la política multisectorial de Desarrollo Infantil Temprano, se está trabajado con participación de equipos técnicos de diferentes sectores del estado, quienes están dialogando a partir de evidencias científicas y tomando en cuenta los contextos sociales, culturales y económicos de la población.

Las investigaciones demuestran que los programas de educación de calidad pueden repercutir de forma positiva en la transición con éxito de los niños a la escuela primaria, en sus logros educativos y en su integración social a largo plazo.

La Ley General de Educación Nº 28044, establece que la educación inicial comprende la responsabilidad del Estado de proveer servicios educativos diversos de 0 a 5 años dirigidos a los niños y/o sus familias. La atención integral en Educación Inicial implica, brindar una educación que promueva el desarrollo infantil en sus múltiples dimensiones (cognitiva, física, motora, social, emocional). Además, debe asegurar que todos los niños y niñas que asisten a los servicios educativos reciban reciban servicios complementarios como la atención en salud, nutrición, protección, acceso al registro legal de identidad, servicios de cuidado, u otros que aseguren condiciones básicas para su desarrollo.

La calidad educativa implica promover la calidad del cuidado, padres y maestros sensibles, que respete las iniciativas de los niños, que brinden interacciones afectivas y efectivas, que les organicen espacios seguros y diversos materiales pertinentes para su edad, para que los niños puedan explorar, descubrir y jugar de manera autónoma, que sean los mismos niños protagonistas de su desarrollo y aprendizaje.

Paralelamente a los esfuerzos realizados por el sector educación, también existen otros programas dirigidos a la infancia temprana focalizados en zonas vulnerables y otros dirigidos a niños sin cuidados parentales. Estos programas requieren implementar acciones coordinadas y articuladas con los sectores que tienen la competencia de salud, educación y protección.

Unir esfuerzos es una tarea compleja, porque implica llegar a consensos para identificar no solo las intervenciones más efectivas, sino para garantizar quienes serán los que proveen los servicios, en el marco de las leyes vigentes o si es necesario hacer alguna reforma sustancial.

En esa etapa nos encontramos, seguimos avanzando porque los niños y niñas nos están esperando y tenemos una deuda pendiente con ellos.